Cada año, se producen en España alrededor de 350.000 toneladas de productos acuáticos. Además, muchos consumidores no son capaces de diferenciar un pescado salvaje de uno de cultivo.
Lo cierto es que en las pescaderías cada vez es más común encontrar pescados procedentes de piscifactorías o granjas; mientras que cada vez es más complicado encontrar pescados procedente de la pesca en playas o capturados en alta mar. El motivo es claro: el pescado cultivo es producido de forma masiva; mientras que el coste del pescado salvaje es superior.
A continuación, te mostramos las principales diferencias entre el pescado salvaje y el de cultivo. ¡Toma nota!
Pescado salvaje y pescado de cultivo: diferente composición nutricional
Los pescados de cultivo suelen ser de gran calidad y frescura. Al igual que los pescados salvajes, los de cultivo son considerados un alimento muy saludable que cuenta con numerosos nutrientes, como vitaminas, proteínas y minerales.
Sin embargo, lo cierto es que su composición varía ligeramente. Por norma general, un pescado de granja o cultivo, suele ser más obeso que el salvaje. Esto se debe principalmente a que los peces de granja se mueven mucho menos, ya que la superficie donde habitan está acotada.
Además, la alimentación de uno y otro también varía, ya que el pescado salvaje se alimenta principalmente de plantas marinas, lo que le proporciona Omega 3; mientras que los peces de cultivo, son alimentados a base de piensos, por lo que tienen una menor proporción de Omega 3.
Relacionado con esto, no sólo es importante mencionar que los pescados salvajes tienen una mayor proporción de ácidos esenciales omegas, sino que también cuenta con un mejor equilibrio entre los Omega 3 y los Omega 6. Nails Trends
Por ello, los peces de cultivo acumulan más grasas que músculo en su cuerpo. Esto puede apreciarse al elaborarlos, ya que un pescado de granja suele tener un olor más intenso y dejar más restos en la sartén que el salvaje.
Más metales pesados en el pescado salvaje
En lo referente al control sanitario, los peces de cultivo están mucho más controlados, ya que sabemos cómo se han criados y cómo se han alimentado; por lo que cuenta con un seguimiento mucho más exhaustivo que los pescados salvajes.
Lo cierto es que el pescado salvaje, tiene una mayor proporción de metales pesados, como mercurio, plomo y cadmio, en su organismo. Esto se debe, a que en la piscifactoría se pueden controlar las condiciones de agua y alimento; mientras que el pescado salvaje nada libremente, pudiendo desplazarse grandes distancias y llegar incluso a zonas con agua contaminada.
Menor riesgo de anisakis en el pescado de cultivo
Los pescados criados en granjas eluden otro de los principales inconvenientes del pescado salvaje: el anisakis. Este parásito presente en algunas especies, es transmitido al ser humano, provocando trastornos gastrointestinales y alergias.
A diferencia de los pescados salvajes, los de cultivo cuenta con un mayor control de los parásitos, lo que facilita que el número de casos se reduzca notablemente. De hecho, numerosas investigaciones aseguran que los ejemplares de granja están libres del anisakis.
De hecho, en 2011, la Unión Europea realizó una modificación en su reglamento, estableciendo que no era necesario congelar los pescados cultivados para consumirlos crudos o semicrudos en la hostelería y restauración. Sin embargo, esto sí es obligatorio en el caso del pescado salvaje.
Diferencias entre pescado salvaje y de cultivo - Ancomar
Cada año, se producen en España alrededor de 350.000 toneladas de productos acuáticos. Además, muchos consumidores no son capaces de diferenciar un pescado
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2023-09-27
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